Esta semana 2K Games anunciaba que el futuro ‘NBA 2K21’ se venderá de forma peculiar: la edición para las consolas actuales costará 59,99 dólares, pero ese precio sube si quieres disfrutar del juego en las futuras Xbox Series X o las PS5: en ese caso tendrás que pagar 69,99 dólares.
Esa nueva generación de consolas parece que se convertirá en excusa perfecta para subir sensiblemente los precios de los juegos, y eso solo significa una cosa: si servicios de suscripción como Game Pass ya tenían sentido, ahora lo tienen más que nunca.
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El principio de la era de los juegos a 70 euros
El anuncio de 2K Games se une a algún otro ejemplo como el de ‘Dirt 5’, que en prereserva cuesta también 70 euros incluso para la PS4 y la Xbox One aunque en Estados Unidos Microsoft marcaba un precio de 59,99 dólares para la edición de la Xbox One.
En el caso de ‘Dirt 5’ al menos la ventaja es que el juego cuenta con la característica Smart Delivery, lo que significa que podremos comprarlo para la Xbox One cuando salga el próximo 9 de octubre, y luego descargarlo para la Xbox Series X si acabamos comprando esa consola en el futuro. No tendremos que comprarlo dos veces, algo que no está claro que pueda ocurrir con la PS5.
En el caso del ‘NBA 2K21’ la diferencia de precio se justifica según la desarrolladora en el hecho de que están creando el juego desde cero para la nueva generación de consolas, algo que parece discutible. Con la edición ‘Mamba Forever’ de ese juego sí podrás disfrutar de las versiones tanto para las actuales consolas como para las consolas de próxima generación. Tendrás que pagar 99,99 dólares para poder acceder a esa opción, no obstante.
$59.99 in 2005 equates to somewhere around $79 today, so it is the time where a price bump is not unreasonable.
Price sensitivity in the launch window of big games is low, and focus on digital distribution allows for great flexibility in pricing, both promotional and otherwise.
— Mat Piscatella (@MatPiscatella) July 2, 2020
Como explicaban algunos analistas, ese aumento de precio es hasta cierto punto razonable. Los argumentos son varios y por ejemplo apuntan a la inflación: 60 dólares de 2005 equivalen a 78,77 dólares en 2020, pero también es cierto que los estudios invierten cada vez más y más dinero en desarrollar, promocionar y comercializar juegos cada vez más ambiciosos. En juegos como ‘NBA 2K21’ hay que asumir también el coste de las licencias para poder incluir nombres de equipos, jugadores o campos, por ejemplo.
Ese trabajo de las desarrolladoras ha permitido que hoy en día disfrutemos de un segmento de los videojuegos más rico y variado que nunca, aunque también ha provocado que se descubran problemas graves coom el del crunch.
Un salto generacional
Qué tiempos aquellos en los que ERBE lanzó en España aquella arrolladora campaña que situaba el precio de los juegos (en cassette) a 875 pesetas. Mucho ha llovido desde entonces, y el precio de los juegos ha ido incrementándose de forma notable.
El elevado precio de algunos juegos —no todos los desarrolladores pueden permitirse lanzar un juego a 60 euros—, y eso ha hecho que el modelo Freemium y las compras in-game y por supuesto los DLC logren que al final muchos juegos puedan ser gratis en su versión básica aunque luego les acaben saliendo por un ojo de la cara a (algunos) usuarios.
Los juegos freemium acaban siendo de todo menos gratis. En 2018 Nielsen indicaba a través de su subsidiaria SuperData cómo ese tipo de juegos habían generado 88.000 millones de dólares. La mayor parte de ellos en juegos móviles, pero también muchos en PC. Fenómenos en ambas plataformas como Pokémon Go o Fortnite se han hecho de oro gracias a ese tipo de contenidos adicionales de pago.
En realidad lo de tener juegos a 70 euros o más no es nuevo: las ediciones de coleccionista, los pases de temporada o los DLC acaban haciendo que jugadores apasionados de un título acaben pudiendo gastar pequeñas fortunas para disfrutar al máximo de esos juegos (o para aventajar a rivales que prefieren no gastar tanto).
Las mecánicas aquí llevan tiempo funcionando muy bien a las desarrolladoras de videojuegos, que saben cómo explotar a la perfección ese apartado en sus juegos. ¿Quieres conseguir ese jugador soñado para FIFA o ese arma que te permitirá aplastar a los rivales en Fortnite? Paga.
Lo cierto es que la nueva generación es una excusa tan válida como cualquier otra para asumir que el “precio estándar” de los juegos —como el de otras muchas cosas— tenía que subir tarde o temprano.
Entra ahí el debate de si los juegos son demasiado caros o no, y también la cuestión que afecta a los libros y sus versiones digitales, los e-books. ¿No debería ser un juego en descarga digital más barato que un juego físico?
Game Pass (y los servicios de suscripción) parece más chollo que nunca
La situación con el precio de los juegos ha hecho que los servicios de suscripción como Microsoft Game Pass tengan ahora más sentido que nunca. Un año de Game Pass cuesta (de momento) 120 euros, que es menos de lo que nos costarían dos juegos con esa nueva etiqueta de precio de 70 euros.
Xbox Game Studios will likely have about 4-5 games the first year of Next Generation. (4×70=$280)
One year of Xbox Game Pass is $120. pic.twitter.com/v0DOyCTP1V— colteastwood (@Colteastwood) July 2, 2020
Es cierto que en Game Pass no estarán ni mucho menos todos esos grandes títulos que se vendan a 70 euros, pero tendremos acceso a un catálogo absolutamente estupendo al que se van añadiendo también algunos títulos AAA cada año. Sin contar el hecho de que podremos comprar esos juegos para siempre si lo deseamos -diversos juegos están en el servicio durante algunos meses- con precio rebajado, lo que justifica aún más la inversión.
Evidentemente Game Pass es solo un ejemplo, y podemos utilizar otros servicios de suscripción como EA Access/Origin Access, Humble Monthly, Twitch Prime, o PlayStation Plus en el caso de las consolas de Sony.
Podemos combinar varios de estos servicios para estar más que cubiertos en nuestro ecosistema de PC+consola, y aunque seguirán escapándose algunas grandes producciones, la oferta sigue siendo sensacional. De hecho eso puede servir para esperar un poco a que esos juegos AAA acaben bajando de precio con el tiempo puesto que prácticamente todos acaban haciéndolo.
En esa ecuación también podrían entrar los servicios de streaming de videojuegos que por el momento siguen sin acabar de mostrar su potencial. Google Stadia no ha tenido el alcance que hubiéramos esperado, y otras alternativas como GeForce Now se han visto sacudidas por abandonos de sus socios.
Project xCloud, la plataforma de Microsoft, sigue aún sin lanzarse públicamente, pero tanto estas tres como otras que puedan lanzarse en el futuro también prometen otra alternativa especialmente llamativa para esta nueva era de consolas de nueva generación y, claro, de “precios de nueva generación”.
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